¿O encontrará en sí mismo el valor suficiente para liberarse de sí mismo en ese último instante?
Dios lo sabe,a mí me tiene sin cuidado; ésta es la hora verdadera de mi muerte y lo que venga espués concierne a otro y no a mí mismo.
Y por eso, al dejar la pluma encima de la mesa y proceder a lacrar mi confesión, pongo fin también a la vida del desdichado Henry Jekyll.
1 comentario:
¿Y nadie se acuerda de la pobre Marie?
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